jueves, 26 de febrero de 2009

EDUCACION: cultura politica

PUNTO DE VISA
Educación, interculturalidad y buen gobierno
Por Fidel Tubino*

Síntesis: Según el Latinobarómetro 2005 el país latinoamericano que más preocupa en términos de cultura social autoritaria (orden sin libertad) y de deslegitimidad del sistema democrático es el Perú. Al parecer, los peruanos preferimos el orden al ejercicio de las libertades, de ahí la demanda social de liderazgos personalizados fuertes que ofrecen orden y disciplina. La educación no ha hecho nada significativo para erradicar el autoritarismo como cultura social. Si no priorizamos la educación ciudadana en la educación pública, el retroceso continuará, la gobernabilidad democrática será cada vez más frágil y la institucionalización del país seguirá siendo una retórica sin contenido.
El estado actual de la cultura ciudadana y de la legitimitidad del sistema democrático en el Perú es deplorable. Y si comparamos estos fenómenos con los otros países de la región el panorama es bastante preocupante.
Los resultados de la encuesta nacional de educación 2006 evidencian claramente cuán autoritaria es nuestra cultura social y cuán conservadoras son las expectativas de la población en relación con la educación. Como bien ha señalado Nelson Manrique en su comentario a los resultados de esta encuesta, los valores que más se reclaman son los de disciplina y patriotismo, entre otros, (incluso muchos padres de familia añoran el retorno de la instrucción pre-militar en los colegios). En términos generales, la gente asocia orden a disciplina, y libertad a caos e indisciplina. La idea de que la verdadera disciplina es la que emana de la autodisciplina no es cultura común.
Frente a la “cultura autoritaria instalada en el sentido común” que no concibe el orden con libertad, ¿qué podemos y qué debemos hacer desde la educación? Una primera posibilidad es ajustarnos a estas expectativas y empezar a ofrecer una educación conservadora que refuerce los prejuicios existentes. Creo que esta posibilidad hay que descartarla de entrada. La educación es, por esencia, opción por el cambio, el mejoramiento, la excelencia humana. Por ello, los educadores son por naturaleza disconformes. Un educador conformista es una contradicción. La otra posibilidad, es optar por introducir cambios en la cultura social existente, ilustrarla, democratizarla. ¿Y cómo se democratiza el sentido común desde la educación? La respuesta es una: construyendo ciudadanía.
Creo que de no ser atacada desde sus raíces la cultura social autoritaria actualmente vigente, ésta se reproducirá incontroladamente y el descrédito de la democracia que tenemos seguirá en ascenso. Si no optamos por introducir cambios en la cultura autoritaria de las escuelas para ir sustituyéndola paulatinamente por una cultura democrática auténtica, el autoritarismo social seguirá creciendo y la legitimidad social de las opciones políticas autoritarias irá en aumento. Si las prácticas democráticas de resolución de conflictos -vía deliberación en común- están ausentes en el día a día de la vida escolar, los educandos incorporarán los hábitos autoritarios que encuentran e internalizarán los valores antidemocráticos que la cultura de la escuela les inculca.
La situación actual
Desde hace aproximadamente diez años, el Latinobarómetro hace un seguimiento sostenido sobre el estado de la ciudadanía y la evolución de los grados de apoyo y de satisfacción con la democracia en un conjunto de países latinoamericanos, entre ellos el Perú.
“El apoyo a la democracia es un indicador de legitimidad del sistema democrático (mucho más) ligado a la aceptación de de valores básicos como libertad y tolerancia”1 . “...La satisfacción con la democracia es un indicador de eficacia del sistema ligado al desempeño del gobierno”2. Si bien se trata de indicadores distintos tienen mucha relación entre sí. El grado de satisfacción o insatisfacción con el gobierno democrático de turno afecta directamente el grado de apoyo al sistema democrático en general. Sobre todo en aquellos países en los que el tránsito de gobiernos autoritarios a gobiernos democráticos es reciente como el Perú. En los países en los que la institucionalización democrática es incipiente y la cultura ciudadana es más un desideratum que una realidad, los errores políticos en el desempeño del gobierno perjudican enormemente la legitimidad del sistema democrático y alimentan las fantasías autoritarias.
El informe de Latinobarómetro de 2005 hace un sugerente y lúcido balance comparativo de la evolución de los grados de apoyo y satisfacción con la democracia en América Latina (AL) durante los últimos diez años. En éste, el Perú es el país que más preocupa en términos de cultura social autoritaria (orden sin libertad) y de deslegitimidad del sistema democrático. Independientemente de los éxitos macroeconómicos, que hasta ahora no han tenido ningún efecto significativo en términos de reducción de la pobreza (seguimos siendo una democracia de mayorías pauperizadas), “... en general los datos de Perú son muy preocupantes por el impacto negativo que está teniendo en la cultura política y cívica (la crítica al) desempeño del gobierno”.
*Filósofo. Decano de la Facultad de Estudios Generales Letras de la PUCP. Artículo publicado en el portal Palestra de la PUCP, abril 2006.
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Información de Interés* Francisco Sagasti: Cambio de gobierno: legado, escenarios y desafíos (enero,2006)

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