miércoles, 7 de julio de 2010

Residencia de misioneros: Hno. Paul Mc Auley

Carta de Mons. Alberto Campos H., OFM*
Estimados hermanos y hermanas: Paz y Bien.

A pedido de algunos misioneros y amigos que trabajan en instituciones de la Iglesia que apoyan nuestra labor en la Amazonía quiero expresar mi palabra a título personal para compartir una reflexión sobre nuestra misión socio-pastoral, teniendo en cuenta el reciente hecho de la cancelación de residencia del Hno. Paul Mc Auley.

Me preocupa que se consideren delitos que alteran el orden público el trabajo que algunos misioneros realizan a pedido de comunidades e instituciones para informarles sobre sus derechos nacionales e internacionales en cuanto a sus territorios y a la preservación de sus recursos naturales como patrimonio para sus descendientes, acompañarlos en sus protestas y marchas y, por otro lado, no se consideran delitos la contaminación de los ríos, la deforestación de los bosques, la ilegalidad y corrupción para ofrecer algunas concesiones para el enriquecimiento injusto de algunas personas o empresas en perjuicio de los habitantes de la Amazonía, la negligencia de algunos profesionales que reciben un sueldo para trabajar en la Selva y no se presentan a sus puestos de trabajo en detrimento de la educación y salud de los que deberían ser beneficiados. ¿Qué es lo que más altera el orden público? ¿El cumplimiento de la legislación nacional e internacional que garantiza una vida digna para los habitantes de un país y donde sus autoridades deberían ser sus principales promotores o el incumplimiento de las normas y leyes que protegen el patrimonio de la Nación para un desarrollo sostenible para varios años más?

El Estado es el que nos permite ingresar concediéndonos la residencia como misioneros y es el mismo Estado el que nos puede retirar la residencia si considera que nuestro trabajo ya no es necesario o si lo considera perjudicial para los intereses nacionales. Dice nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio: “Si entran en una ciudad y no quieren recibirlos, vayan a sus plazas y digan: Nos sacudimos y les dejamos hasta el polvo de su ciudad que se ha pegado a nuestro pies. Con todo sepan que el Reino de Dios ha venido a ustedes” (Lc. 10.10-11).
Fraternalmente en Cristo crucificado y resucitado:

Mons. Alberto Campos H., OFM.
Obispo-Vicario Apostólico de San José del Amazonas

Indiana (Loreto), 05 de Julio de 2010

* Extracto de la carta de reflexión por retiro de residencia al Hno. Paul McAuley publicada por «RadioLaVozdelaSelva» el 06/07/2010, a la cual se puede acceder siguiendo el enlace: http://radiolvs.cnr.org.pe/ninterna.html?x=9309

martes, 6 de julio de 2010

Dia del Maestro: afecto y gratitud

FELIZ DIA MAESTRO
Este es un día especial para mostrar nuestra gratitud individual y colectiva con nuestros maestros, en particular con quienes forjaron nuestros primeros años de vida modelando nuestra formación y educación con valores ciudadanos y cristianos bajo el influjo del carisma agustiniano. Que Dios bendiga al maestro por su abnegada labor al forjar hijos de la patria y héroes de la fe. Saludos.

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«agustino, siempre agustino»