jueves, 8 de septiembre de 2016

8 Aniversario CECA: congratulaciones comparte


Amigos y colegas de grupo CECA
Reciban un fuerte abrazo agustiniano, al celebrar el octavo año de creación del grupo, con la alegría de tener y mantener un espacio virtual de reencuentro de condiscipulos, agradecidos por nuestros padres y profesores que tuvieron a bien ofrecer su mejor esfuerzo por nuestra educación escolar y formación cristiana en aulas agustinas.
Congratulaciones por actuar en equipo,
Jean Jesu, Coordinador de Grupo.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral: nueva organización vaticana

El secretario general de Cáritas, ante la creación del "Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral"

Un organismo para transformar el mundo en profundidad ética y evangélica

"Se necesita una Curia más simple, transparente y coordinada para poder cumplir su misión"

Redacción, 02 de septiembre de 2016

(Sebastián Mora, secretario general de Cáritas Española, en entreParéntesis).- Ayer, jueves 1 de septiembre, se hizo pública la creación de un nuevo Dicasterio en el Vaticano. Sorprendió el momento, porque hacía muy poco tiempo del anuncio del Dicasterio de "Laicos, Familia y Vida". Pero también por el nombre dado al mismo: "Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral".

Se había especulado mucho sobre una nueva organización paraguas que asumiera las diversas competencias sociales, llamémoslas así, que existían en Roma. Entidades que estaban dispersas, poco coordinadas y, a veces, enfrentadas en visiones, rencillas personales y modos de funcionamiento: Justicia y Paz, Cor Unum, Migraciones, Pastoral de la salud. Se decía que el nombre sería algo así como "Justicia, Paz y cuidado de la creación"; otros hablaban de "Justicia y Caridad"; y, como siempre o casi siempre pasa en Roma, las teorías sobre el nombre y las razones del cambio eran infinitas. No menos habladurías había sobre la persona que sería el Presidente del Dicasterio, que eran tantas como opiniones.

Es claro que nos encontramos en un momento de cambio organizativo. Cambio anunciado, proclamado y llevado a cabo, de manera novedosa, con el apoyo de un grupo de Cardenales nombrados ad hoc (el llamado G9). El Papa ha dicho reiteradamente que se necesita una Curia más simple, transparente y coordinada para poder cumplir su misión de una manera más eficiente y más evangélica. No podemos seguir pensando que una organización muy burocratizada y poco eficiente sirva al evangelio de manera más recta y fiel. A muchos de la Curia estas transformaciones organizativas no les están gustando porque significa movimientos, cambios de la manera de trabajar y, sobre todo, recolocación de Cardenales, Obispos, Monseñores y trabajadores que se movían en un círculo de confort que les proporcionaba estabilidad.

Pero, a pesar de estas sensibilidades que se oponen al cambio desde actitudes acomodaticias, nadie con un mínimo sentido común duda de la necesidad de una adaptación organizativa de la Curia en forma de trabajar y en el modo de organizar la misión. Como dice el Papa en el Motu proprio de creación de este nuevo Dicasterio, "El Sucesor del Apóstol Pedro, en su labor de promover estos valores, adapta continuamente los organismos que colaboran con él, de modo que puedan responder mejor a las exigencias de los hombres y las mujeres, a los que están llamados a servir". Esta adaptación continua es necesaria en nuestro mundo flexible, cambiante y acelerado.

Pero, a mi entender, esto es tan obvio (la necesidad de adaptación organizativa) que no sería necesario dedicar más argumentación y reflexión. Podemos discutir si el método para llevar adelante los cambios es el mejor, podemos criticar las nuevas adaptaciones porque existen otras posibles, podemos hacer un análisis sobre el capital humano que debe llevar estos cambios adelante porque una cosa es cambiar un organigrama y otra, muy distinta, es que las personas implicadas en estas nuevas adaptaciones sean capaces de vibrar con ellas y comprometerse con ellas.

En la Iglesia somos expertos en hacer cambios en los organigramas de las Curias que no cambian nada ni cambian a nadie. Parece que el dicho "el papel lo aguanta todo" estaba hecho para nosotros. A mi entender este es uno de los retos esenciales con los que se enfrenta Francisco. Cómo liderar, cómo comprometer a las personas en esta nueva dirección de coordinación, transparencia y eficiencia.

Si me gustaría poner la atención sobre algo que creo que va "más al fondo y a lo hondo" de este nuevo Dicasterio: su Misión. Antes aludía a que un nombre esperado era el de "Justicia, Paz y cuidado de la creación". Era congruente con el Magisterio del Papa y especialmente con su última Encíclica Laudato si. Si leemos el Motu proprio nos encontramos en las primeras líneas con la definición de la Misión. "En todo su ser y obrar, la Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del Evangelio. Este desarrollo se lleva a cabo mediante el cuidado de los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación". Creo que la música que respira la Misión de este Dicasterio es clara y rotunda y coherente con la visión del Papa.

Nuestra Misión como cristianos enraizados en el evangelio de la Justicia, la paz y el cuidado de la creación es promover el desarrollo integral de las personas y los pueblos. Sin duda, detrás de esta orientación está la Populorum Progressio del querido Pablo VI. "El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre (...) Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera" (PP 14).

La creación de este Dicasterio no es sólo una adaptación, absolutamente necesaria, de la pesada Curia Vaticana sino que es una orientación para la acción, la reflexión y el compromiso de los cristianos. Es una hoja de ruta que nos marca el camino abierto programáticamente en Evangelii Gaudium. La Misión de la Iglesia a los hombres y mujeres de nuestro tiempo debe ser un servicio cercano y misericordioso, con una clara y decidida opción por los más pobres y por los más frágiles; que no caiga en reduccionismos economicistas o sociologistas y que sea un servicio de toda la Iglesia, no sólo de la dimensión caritativa y social de la Iglesia. Para liderar este cambio el Papa ha nombrado al Cardenal Turkson que, como él mismo, viene de una Iglesia del fin del mundo, de una Iglesia de la periferia. Sin duda, aquí hay también una orientación transparente. Necesitamos de la visión y liderazgo de las periferias para poder no sólo adaptar la Iglesia a los nuevos tiempos, sino para transformar el mundo en profundidad ética y evangélica.


NOTA DEL EDITOR

* Artículo publicado en el 2 de septiebre de 2016. Consulta 3/7/2016.

http://entreparentesis.org/nuevo-dicasterio-nueva-orientacion/