domingo, 24 de diciembre de 2017

¡Feliz Navidad 2017!

Feliz Navidad
Para los simples, los sencillos, los que no quieren complicar; porque cuando Dios busque un pesebre, en ellos va a pensar.
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martes, 31 de octubre de 2017

Quinientos años de la reforma en la Iglesia: Lutero, un monje agustino


5 consecuencias inesperadas de la revolución de Martín Lutero, el movimiento protestante que cambió al cristianismo

Fernando Duarte*
Quinientos años atrás se inició el movimiento protestante que cambió al cristianismo para siempre.
El 31 de octubre de 1517 Martín Lutero publicó su crítica contra la Iglesia católica y su centro de poder en Roma que lanzó la Reforma.
El ataque de Lutero contra la iglesia tuvo muchas consecuencias, aunque algunas "secuelas colaterales" podrían sorprender a aquellos conocedores del Gran Cisma.

A continuación, te contamos cinco efectos inesperados de esta revolución religiosa.

1. Inclusión de mujeres y homosexuales
Lutero denunció el celibato como una práctica universal para el sacerdocio y se casó con una exmonja, Katharina von Bora, en 1525.
La unión de esa pareja estableció las bases de otros cambios dentro de la propia Reforma.
Denominaciones como la Metodista han ordenado a mujeres al clero por más de 200 años.
Más recientemente, a pesar del clamor de las alas más conservadoras, la Iglesia Episcopal en Estados Unidos empezó a ordenar sacerdotes de la comunidad LGBT.

2. La improbable inspiración al movimiento de derechos civiles en Estados Unidos
En 1934, un pastor estadounidense, Martin King, visitó Alemania para asistir al Quinto Congreso de la Alianza Mundial Bautista, en Berlín.
De vuelta a casa, el pastor optó por añadir Lutero tanto a su nombre como al de su hijo, en homenaje al rebelde cristiano del siglo XVI.
Ese hijo, Martin Luther King Jr., se convertiría en una de las figuras más influyentes del siglo XX, ganador del Premio Nobel de la Paz y mártir en la lucha por los derechos de los afroestadounidenses.

3. El "vínculo nazi"
No es ninguna novedad que el antisemitismo existía en Alemania —y otras partes de Europa— mucho antes del ascenso al poder del Nacional Socialismo. Pero pocos conocen que Lutero plantó las semillas de ese sentimiento en la región que llegó a convertirse en la nación alemana.
Hasta 1536, Lutero había sido un entusiasta de la idea de convertir a los judíos al cristianismo como parte de la Reforma. Sin embargo, fracasó en la misión y su reacción fue la publicación, en 1543, de un tratado llamado "Sobre los judíos y sus mentiras".
El documento de 65.000 palabras denunciaba a los judíos e instaba a su persecución, incluyendo la quema de sus sinagogas y el uso de rabinos para trabajos forzados.

4. Una base para Bach

Como parte de su lista de reformas, Lutero abogó por cambios al oficio de la misa.
Entre otras cosas, quería darle mayor importancia al canto en la iglesia, señalando los coros como parte integral de la experiencia espiritual.
La iniciativa condujo al desarrollo de la música coral en Alemania. Uno de sus mayores exponentes fue Juan Sebastián Bach, que se nutrió de la filosofía de Lutero para componer sus famosas cantatas.

 

5. "Brexit medieval"

No es sorpresa que Lutero no era una figura de devoción en Roma.
En enero de 1521, el papa León X excomulgó al rebelde monje alemán de la Iglesia católica.
Esa decisión no pudo evitar la propagación de sus ideas por todos los espectros sociales, desde los campesinos resentidos del clero privilegiado hasta los poderosos príncipes alemanes.
Estos últimos estaban ansiosos de desafiar la hegemonía de Carlos V, el monarca del Sacro Imperio Romano, un complejo bloque de territorios multiétnicos en Europa Central.
El Sacro Imperio Romano se dividió a lo largo de líneas religiosas y nacionalistas, que condujeron a conflictos armados como la sangrienta Guerra de los Treinta años (1618-48).
Su desenlace fue la gradual fragmentación del imperio hasta su disolución formal en 1806.


NOTA DEL EDITOR
* Periodista BBC. Artículo publicado en BBC Mundo el 31/10/2017.   http://www.bbc.com/mundo/noticias-41815739

miércoles, 25 de octubre de 2017

Espiritualidad y religiones: antropología y humanidad

 ¿Enseñanza religiosa o enseñanza de las religiones e iniciación a la vida del espíritu? 
Lo más importante sería sin embargo iniciar a los estudiantes en la espiritualidad, tal como es entendida hoy por los estudiosos. No se trata de una derivación de la religión, cosa que también suele darse, pero, en principio la religión no debe confundirse con la espiritualidad ni tiene su monopolio. La espiritualidad es un dato antropológico básico humano, como lo es la inteligencia, la voluntad o la libido.
El ser humano además de poseer una exterioridad (cuerpo) y una interioridad (psique), tiene también una profundidad (espíritu). El espíritu es aquel «momento» de la conciencia por el que cada uno se capta a sí mismo como parte de un todo y se pregunta por el sentido de la vida y de su lugar en el conjunto de los seres.
Tal vez mejor que un filósofo, un escritor pueda iluminarnos sobre el espíritu y la vida del espíritu. Antoine de Saint Exupéry, autor de El Principito, dejó una carta póstuma de 1943, publicada solamente en 1956, y titulada “Carta al General X”, en la dice: “No hay más que un problema, solamente uno: redescubrir que existe una vida del espíritu que es todavía más alta que la vida de la inteligencia, y que es la única que puede satisfacer al ser humano”, (Dar un sentido a la vida, Macondo Libri 2015, p. 31).
Para él, la vida del espíritu o la espiritualidad está hecha de amor, de solidaridad, de compasión, de compañerismo y de sentido poético de la vida. Si se cultivase esta vida del espíritu no se hubiera dado el absurdo de millones de muertos de la segunda guerra mundial. Es lo que hoy necesita más el mundo. Por estar la vida del espíritu cubierta de un manto de cenizas de egoísmo, indiferencia, cinismo y odio, es por lo que las sociedades se han vuelto inhumanas. Saint Exupéry llega a decir: “tenemos necesidad de dios” (p. 36).
NOTA DEL EDITOR
* Filósofo. Extracto de artículo publicado en Servicios Koimonia el 6/10/2017. Consulta el 25/10/2017.     http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=856

domingo, 14 de mayo de 2017

Feliz día de la madre

Dios es amor a través de nuestra madre, consecuente con el amor incondicional. (AA 430)

“Ella lloraba por mi muerte espiritual, [Dios mío], con la fe que tú le habías dado, y tú escuchaste su clamor. La oíste cuando ella con sus lágrimas regaba la tierra ante tus ojos; ella oraba por mí en todas partes, y tú oíste su plegaria… Sus preces llegaban a tu presencia, pero tú me dejabas todavía volverme y revolverme en la oscuridad”.

“¿Cómo podía ser que tú desoyeras y rechazaras las lágrimas de la que [Mónica, mi madre] no te pedía oro ni plata ni bien alguno pasajero sino la salud espiritual de su hijo, que era suyo porque tú se lo habías dado?”.


NOTA DEL EDITOR
http://catholic-link.com/2015/08/28/11-frases-de-las-confesiones-de-san-agustin-fundamentales-para-nuestra-vida-cristiana/

lunes, 1 de mayo de 2017

Proverbio del mes: no basta hacer algo bueno, sino hacerlo bien

"Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti." (AA 430)
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domingo, 5 de febrero de 2017

Política y corrupción: ética del bien común versus ética de ladrones

PROVERBIO DEL MES

“… los políticos que no se rigen según la justicia se reducen a una banda de ladrones.” (Cf. San Agustín, la Ciudad Nueva de Dios IV, 4).

“Sin la justicia, ¿qué serían en realidad los reinos sino bandas de ladrones?, ¿y qué son las bandas de ladrones si no pequeños reinos? […] Por ello, inteligente y veraz fue la respuesta dada a Alejandro Magno por un pirata que había caído en su poder, pues habiéndole preguntado el rey por qué infestaba el mar, con audaz libertad el pirata respondió: por el mismo motivo por el que tú infestas la tierra; pero ya que yo lo hago con un pequeño bajel me llaman ladrón, y a ti porque lo haces con formidables ejércitos, te llaman emperador. (De civitate, IV, 4).” 
 
NOTA DEL EDITOR
 





jueves, 5 de enero de 2017

Lutero, el monje agustino:Hace cinco siglos de la Reforma

Inició hace cinco siglos la Reforma
La invitación de Martín Lutero
Nunca pretendió fundar otra Iglesia separada de Roma

Manuel Fraijó, 01 de enero de 2017. - Hace unos meses, el papa Francisco asistió en Suecia a una celebración ecuménica que conmemoraba el 500º aniversario de la Reforma iniciada por Lutero en 1517. Fuimos testigos de un histórico abrazo entre el Papa y el presidente de la Federación Luterana Mundial, Munib Younam.

Después de firmar una declaración conjunta, el Papa reconoció: a) la intención reformadora, bienintencionada, de Lutero; b) la corrupción desmedida de la Iglesia a la que se enfrentó el monje agustino; c) el inmenso regalo que supuso su traducción de la Biblia al alemán. "Lutero llevó la Biblia a la gente", dijo el Papa. Tenía razón: aquella magnífica traducción fue la gran hazaña literaria de Lutero. En la Alemania de entonces solo circulaban unas 6.000 Biblias para 15 millones de habitantes.

También Benedicto XVI visitó en el año 2011 la sala capitular del convento de los agustinos de Erfurt donde Lutero emitió sus votos monásticos. No pocos cristianos se preguntan si el hereje de otros tiempos se ha convertido actualmente en "padre de la Iglesia" para protestantes y católicos. Lutero, sostienen relevantes historiadores, solo habría querido ser un "católico reformista". Se propuso reconducir aquella Iglesia descarriada a las exigencias del Evangelio; pero nunca pretendió fundar otra Iglesia separada de Roma. Solo un cúmulo de torpezas, a repartir entre Roma y Wittenberg, dio lugar a una división que sembró Europa de dolor y muerte.

¿Por qué peregrinan hoy los papas a lugares emblemáticos del protestantismo y se unen a la conmemoración del quinto centenario de la Reforma? Desde luego, existe un notable consenso en que Lutero forma ya parte de los que K. Jaspers llamó "hombres decisivos de la humanidad". Este reconocimiento ha sido un logro del siglo XX. Todavía en tiempos recientes el mundo católico calificaba a Lutero de "corrupto" y "neurótico".

Han sido teólogos e historiadores católicos actuales quienes han rehabilitado al incómodo Reformador. Dos ejemplos: Y. Congar lo considera "uno de los mayores genios religiosos de la historia" y lo sitúa "al mismo nivel que san Agustín y santo Tomás de Aquino". Y el cardenal W. Kasper acaba de publicar un lúcido ensayo, Martín Lutero. Una perspectiva ecuménica, en el que lleva a cabo una valoración positiva, serena y justa de Lutero. Sin estas rehabilitaciones históricas, el papa Francisco nunca habría encontrado el camino que le condujo a Suecia.

Se suelen asignar cinco nombres de lujo al siglo XVI: Erasmo, Lutero, Ignacio de Loyola, Calvino y Felipe II. Las figuras de Erasmo y Lutero se iluminan mutuamente. Erasmo, el gran genio humanista, se negó a elegir entre Roma y Lutero. Su divisa fue: ni solidaridad con Lutero, ni guerra contra él. Se trató de una opción sensata, pero que impulsó al Reformador a escribir: Erasmo "nunca se atreve a nada". A pesar del prudente distanciamiento de Erasmo, los franciscanos de Colonia divulgaron un dicho que se hizo célebre: "Usted (Erasmo) puso el huevo y Lutero lo empolló". A lo que Erasmo respondió: "Sí, pero yo esperaba un pollo de otra clase".

Lutero sentía una gran admiración por Erasmo y se esforzó, aunque en vano, en ganarlo para su causa. Erasmo se lo dejó meridianamente claro: "Nunca he tenido intención de reconocer a tu Iglesia". Era consciente de que la otra Iglesia, la que Lutero calificaba de "papista", tenía muchos defectos, pero nunca pensó en "desertar de ella".

Deseoso de marcar diferencias con el monje agustino, Erasmo publicó su escrito De libero arbitrio (Sobre el libre albedrío). Era una defensa humanista, erudita y teológica de la libertad; libertad que, en opinión de Erasmo, Lutero destruía al permitir que Dios lo invadiese todo. Al Reformador le interesaba más la libertad de Dios que la del hombre. Erasmo, en cambio, era, según Lutero, "un tibio", un escéptico.

De hecho, Lutero le recuerda que "el Espíritu Santo no es escéptico". Dilthey llamó a Erasmo "el Voltaire del siglo XV". En realidad, a Erasmo lo que le interesaba era la moral. A la luz de esta preferencia, la insistencia de Lutero en la "voluntad encadenada" resultaba poco razonable. Si no hay libertad, argumentaba con razón Erasmo, no existe el hecho moral.

Erasmo publicó su De libero arbitrio en 1524. Un año después respondía Lutero con su opúsculo De servo arbitrio (Sobre la voluntad encadenada). El Reformador sostuvo siempre que era uno de sus mejores escritos. Sus páginas muestran la abismal profundidad de la experiencia religiosa de aquel hombre. Es la confrontación de una abrumadora fe religiosa con el moralismo racionalista de Erasmo.

A Lutero le parece que Erasmo no se ha enterado de nada. Nuestra salvación, sostiene, no puede depender de nuestra libertad, tan frágil, tan débil. Si así fuera, no tendríamos "seguridad" de ella. Y Lutero necesitaba seguridad. Durante mucho tiempo intentó lograrla acudiendo a la penitencia y los sacramentos. Afirma que, si no hubiera sido por el sacramento de la confesión, se habría vuelto loco.

Le torturaba la pregunta "¿cómo consigo un Dios misericordioso?"; no duda de la existencia de Dios, su época tampoco, pero le angustia el tema de la salvación. Una salvación que no espera del Dios "sonriente" de los filósofos, sino del misterio que nos envuelve, de lo totalmente otro, de la gracia; una salvación que tampoco está dispuesto a "comprar", como proponían los predicadores de las indulgencias: "Tan pronto como el dinero en la caja canta, del purgatorio el alma salta".

Entre paréntesis: lo más probable, según la actual investigación histórica, es que Lutero nunca colgase las 95 tesis sobre las indulgencias en la puerta de la iglesia de Wittenberg. De hecho, lamentó que se hubieran difundido, asegurando que no iban destinadas al gran público. Lo que a él le interesaba no era la gracia barata, subastada por los avaros predicadores de las indulgencias, sino la penitencia interior. Solo después de la iluminación que le supuso la "experiencia de la torre" estuvo seguro de su salvación.

El Dios de Erasmo es, según Lutero, el Dios "adormecido" de los filósofos; el de Lutero, en cambio, es un Dios al borde de lo desorbitado. La confrontación de estos dos hombres supuso días de esplendor para la reflexión sobre la libertad, la religión y la ética. Con frecuencia se considera a Lutero "el primer hombre moderno, el primer descubridor de la subjetividad". A su vez, S. Zweig dejó escrito que "Erasmo fue el primer europeo consciente de serlo".

Lutero murió en la noche del 17 de febrero de 1546. En su escritorio se encontró un papel con estas palabras: "Somos mendigos ante Dios, esta es la única verdad". Poco antes nos dejó esta invitación a la esperanza: "Incluso si supiera que mañana va a llegar el fin del mundo, plantaría hoy un manzano". A lo mejor pensaba E. Bloch en Lutero cuando escribió: "Lo mejor de las religiones es que producen herejes".


NOTA DEL EDITOR

Artículo publicado el 1 de enero de 2017 en: Religión Digital http://www.periodistadigital.com/imagenes/iconos/migas.pngOpinión