“Donde no hay caridad no
puede haber justicia.”
PUNTO
DE VISTA
Esta frase de San Agustín
sustenta que el amor es la base de la justicia. No hace falta mucho raciocinio para entender esa
relación. Los antiguos decían que la
justicia es dar a cada uno lo que le corresponde. Es evidente que cómo, si es
egoísta, alguien actuará justamente cuando esa postura impele a considerar que
todo le corresponde o que le corresponde prioritariamente.
San Agustín sólo se hace eco de la enseñanza bíblica. Así,
Cristo afirma que el principal mandamiento es el amor a Dios, pero añade que
hay uno segundo y semejante a este: amarás al prójimo como a ti mismo. (Mateo
22:34-40).
¿Y por qué es semejante? Por un lado, porque ambos son modos
fundamentales del amor, pero, por otro, porque habiendo sido creado el hombre a imagen y semejanza de Dios (Gen
1:26-27) el hombre por ello expresa a Dios y ello implica que debe reconocerse
esa imagen en el prójimo lo que conlleva a amarle si se dice o se pretende que
se ama a Dios.
El apóstol Juan dará también otra razón plenamente lógica:
“Si alguno dice Yo amo a Dios y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el
que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha
visto?” (1ra de Juan 4:20).
El amor es, pues, la base de la justicia, en realidad
es la base de todo actuar correcto del hombre, pero no cualquier tipo de amor.
Un amor que busca el bien del otro sólo es posible si surge de Dios y sólo vive
en nosotros si tenemos una relación adecuada con Él por gracia por medio de la
fe (Efesios 2:8-9).
COMENTARIO FINAL
Este proverbio agustiniano
contiene dos fundamentos cristianos, estrechamente relacionados en principio y
fin con la Gracia del Señor: Caridad y Justicia.
“La caridad va más allá de la
justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo «mío» al otro; pero nunca carece de
justicia, la cual lleva a dar al otro lo que es «suyo», lo que le corresponde
en virtud de su ser y de su obrar. […] la caridad supera la justicia y la
completa siguiendo la lógica de la entrega y el perdón.” […] “Quien ama con
caridad a los demás, es ante todo justo con ellos.” (Encíclica Caritas in
veritate, 2009)
El contenido esencial del
proverbio reflexionado es la caridad, porque Dios es amor que lo puede todo, y
es infinita misericordia respecto de la voluntad libre y responsable del ser humano
por vivir en la verdad de la fé y de la razón que exige la justicia de su
Gracia.