“Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza,
porque nos predispone al pecado.”
PUNTO DE VISTA
Este proverbio agustiniano, relaciona
el pecado con la tristeza. Identificando una relación directa causa-efecto
entre tristeza y pecado. Por lo que, proscribe la tristeza por crear condiciones
para separarnos del Señor, negándonos de gozar de la vida eterna de Dios, y privilegia la alegría que
debe identificar a todo cristiano.
El contenido esencial del
proverbio reflexionado es la libertad del ser humano, porque cuando decimos no
a la tristeza le estamos demostrando a Dios nuestra sincera voluntad de ser
fieles a su amor. Le estamos pidiendo, ¡Señor no permitas que nos separemos de Ti!