“Las lágrimas son la sangre del alma.”
PUNTO DE
VISTA
Este proverbio tiene relación directa y muy estrecha con la tristeza que toda persona humana está propensa a experimentar en la vida. Sin embargo, una respuesta inmediata surge de nuestra formación cristiana que rechaza toda forma de tristeza que pueda ser ofensiva al Creador, al pedirle: ¡Señor, donde haya tristeza permíteme ser portador de alegría!
Por otro lado, nos recuerda que las lágrimas al llorar por una pena son un desahogo que nos toma un tiempo por recuperarnos, para comprendernos y ser comprendidos. Nuestra reflexión ante este fenómeno humano se explica en la caridad que debemos tener para con nosotros mismos y para con el prójimo en especial.
El contenido esencial del proverbio que comentamos se centra en el sufrimiento y su manifestación en las lágrimas, recordándonos que nuestra naturaleza se fortalece en el amor de Dios, al agradecer por su Gracia y pedirle por su misericordia.
"Una
oración Dios siempre la escucha":
¡Señor,
gracias por compartir tu Creación!
¡Señor, aumenta
nuestra fe y caridad en nosotros mismos!
¡Señor, ten
misericordia de nosotros!
Jueves, 31 de diciembre de 2020.