“Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial…” (CD 14,28).”
PUNTO DE
VISTA
En este proverbio se distinguen dos aspectos de
un concepto fundamental de nuestra doctrina cristiana: el amor.
El contenido esencial del proverbio está en el
poder del amor humano y el potencial divino para construir desde la tierra el
cielo prometido con presencia del Señor.
El amor humano, en la vida temporal es instrumento
de fortaleza para vencer toda dificultad humana -incluso con ausencia de Dios-,
y para cumplir la misión cristiana con el prójimo “imagen y semejanza de Dios”,
El amor divino es oportunidad del ser humano para
construir el cielo cada día de vida desde ahora, por debilidad de Dios que se
autolimita “hasta el desprecio de sí” mismo, al compartir su Creación.
Este mes nuestro país ha superado un proceso
electoral luego de una campaña política con mucha ausencia del Señor, que nos
ha recordado a hermanos y ciudadanos el poder y potencial del amor cristiano
por el bien común -de todos y cada uno de peruanos- de la patria temporal, trascendente
a la patria eterna.
¡Señor, fortalece
nuestra capacidad de amar al prójimo como a nosotros mismos!
¡Señor, protégenos
de todo mal que nos aleja de ti!
Sábado, 31 de julio de 2021.
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