“No hay amistad
verdadera sino entre aquellos a quienes Tu aglutinas entre sí por medio de la
caridad” (C 4,4,7).”
PUNTO DE
VISTA
Este
proverbio relaciona la amistad con la caridad, siempre con la participación
activa del Señor. La caridad cristiana nos enseña a ver en el prójimo la imagen
de Dios, lo que enriquece las relaciones humanas del día a día.
En dicha
relación de causalidad inicial, se precisa de inmediato que la caridad
cristiana sea la causa que genera el efecto de una amistad verdadera como característica
esencial entre las personas que la practican.
Finalmente,
ambos aspectos de la vida de relación humana de fé cristiana terminan siendo
interdependientes, toda vez que no hay amistad verdadera sin caridad, ni
caridad sin amistad verdadera.
La amistad
verdadera atesora el aprecio y el afecto sincero entre seres humanos que se
obtienen del amor por la práctica de la caridad cristiana.
"Una
oración Dios siempre la escucha":
¡Señor,
gracias por compartir tu amistad con nosotros!
¡Señor, aumenta
nuestra fé y caridad en nosotros mismos!
¡Señor, ten
misericordia de nosotros!
Martes, 31 de agosto de 2021
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